0000-Historia del mundo civilizado

ELUCUBRACIONES SOBRE EL ORIGEN DEL UNIVERSO, DEL MONOTEISMO Y DE LA FILOSOFIA CLASICA

Según Feuerbach la filosofía es la religión sin dios. Me parece una afirmación  estimulante, provocativa, que induce a la reflexión, al análisis, pero falsa. Porque hay religiones ateas, sin dioses, y filosofías deístas. Existen dos sectas principales, perfectamente diferenciadas, de la masonería [1]. La deísta mantiene que el Dios Unico creó el Universo mediante el amor. La atea, que el amor [2] fue el origen del Universo, que éste se crea a sí mismo como una especie de materialización de aquél. Para mí, la propia idea creacionista es antropomórfica: el hombre [3] fabrica, diseña, construye cosas, así que le resulta muy difícil considerar que pueda existir un Universo, nada, sin la previa existencia de un creador, alguien que lo piense, lo idee, lo diseñe y lo haga, lo trabaje, puesto que, a él, nada se le aparece sin idearlo, sin elaborarlo, sin trabajarlo. El animismo, el espiritismo, no son, a mi entender, sino cualidades antropomórficas. Alma en griego es psiqué, que, etimológicamente, significa “soplo” o “brisa”. No es extraño que, según “El Libro” [4], Yajvej [5] soplase en “Tierra húmeda” [6] para darle vida. Para los griegos, las plantas también tenían alma, tenían vida, puesto que también podían respirar. En latín es anima, es decir, el principio del movimiento, de la animación, por lo que sólo los animales podían tener “ánima”. La vida, la respiración, son cualidades antropomórficas, aunque no diferenciales, sino compartidas con otros seres vivos, con otros seres animados. Lo que sí es característico antropomórfico es la voluntad. El animismo, el espiritismo, hace que todo tenga su propia voluntad, su propio poder. Es un principio, un intento de explicación, pero que, al no permitir que evolucione, se adapte empíricamente, supone, a largo plazo, el inmovilismo, un impedimento para el avance científico. Así, si caía un rayo era, simplemente, porque el dios del rayo [7] enviaba uno, porque quería [8], por motivos sólo conocidos por él.

Con ello, buscar una explicación científica a semejante hecho precisaba poner en cuestión, dudar, del poder de los dioses [9], mermarles sus facultades decisorias, su voluntad, y su capacidad de acción. Conforme la agricultura se adueñó de todo, posiblemente porque el crecimiento demográfico, basado, a su vez, en el desarrollo de los instrumentos y técnicas de caza, acabó con ésta, el hombre neolítico debió sedentarizarse para defender sus sembrados. Debió concentrarse en aldeas para defender sus propiedades, sus cosechas. Y las aldeas debieron construir empalizadas, altos fortificados [10] o murallas para defenderse. No todos tenían riquezas suficientes para permitirse tales construcciones. Por lo que unas cuantas ciudades se fueron haciendo cada vez más grandes, acogiendo a los que buscaban refugio en sus muros. La defensa de cada ciudad, lógicamente, se encomendó a un dios-patrón, que la protegía. Los dioses de las ciudades triunfantes demostraron ser superiores a los dioses de las ciudades vencidas. De modo que, con la creación de los grandes imperios, se produjo una tendencia hacia el monoteísmo: igual que unas ciudades conquistaban y hacían tributarias suyas a las derrotadas, los dioses-patrones de las victoriosas se imponían sobre los dioses inferiores de las conquistadas. Los sacerdotes debieron crear una literatura que explicara por qué se había producido la guerra, unos dioses habían triunfado y otros habían sido derrotados. Es lo que conocemos como mitología o Historia Sagrada. Es decir, en el camino hacia el monoteísmo hubo que transitar por el politeísmo jerarquizado, emparentado, interrelacionado. Los dioses tenían rencillas, se envidiaban, ambicionaban las posesiones, las esposas, de unos y de otros, se engañaban, se peleaban, “como buenos hermanos”, y terminaban rebelándose, haciéndose la guerra, haciendo o rompiendo sus alianzas, en fratricidio. Así en el cielo como en la tierra.

[1] Vocablo derivado del francés maçon, que significa albañil (deformación castellana del árabe bañ, significando sótano, subterráneo, mazmorra, cloaca, alcantarilla, diminutivo, a su vez, de al-cántara, o pequeño puente, conducción de agua, por ejemplo las termales, las calientes, que servían para los “baños”, sobre todo los públicos, designados por sus siglas latinas s.p.a., o salutem per acquam, “a la salud por el agua”) constructor, aplicado específicamente a los analfabetos, anónimos y simbólicos creadores de las inmensas catedrales góticas.

[2] No un dios, sino una potencia, que, en todo caso, yo considero antropomórfica, puesto que, para mí, el amor es una potencialidad auténtica y característicamente humana.

[3] Ergaster, trabajador, o habilis, hábil, industrioso, como denominamos a algunas de nuestras subespecies.

[4] En griego Biblia, encuadernada al estilo de la ciudad fenicia de Biblos, al contrario que los rollos de láminas de borreguillo apergaminado de la ciudad de Pérgamo, o de papel de tiras de papiro encoladas, entrelazadas y prensadas de los egipcios.

[5] En hebreo “El que Soy, El que Fui, El que Seré”, es decir, “El Eterno”.

[6] En hebreo Adam, para diferenciarlo de la tierra seca o desértica.

[7] Tani, Tinit, Thor o Zor, Teo, Deo, Deus o Zeus, Iove (de donde derivan joven, jovial, juvenil, júbilo, jubilación, y jueves, día dedicado a dicho dios y planeta) o Júpiter, para fenicios, etruscos, distintos dialectos escandinavos, griegos, y romanos.

[8] Dios así lo quiere. Inch al-Laj.

[9] O de Santa Bárbara.

[10] En griego acrópolis.

2 Responses to 0000-Historia del mundo civilizado

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  2. raromerol says:

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