0007-La materia originaria

Propuso la utilización de las estrellas para la orientación de la navegación nocturna. Se hizo famoso porque se dijo que, en el -585, había predicho un eclipse de sol, basándose en sus cálculos, lo que, en la actualidad, se considera legendario. Para él todo el universo provenía del agua, lo fluido, lo húmedo. Lo que explicaba, según él todos los fenómenos físicos. Posiblemente tal idea derivaba de la facilidad con la que puede apreciarse, en las condiciones de nuestro planeta, el cambio de estado, de sólido a líquido y a gaseoso, del agua. El primer libro de filosofía del que tenemos noticia, “Sobre la Naturaleza [1]”, aunque desconocemos su contenido, es obra de Anaximandro, que también vivió en Mileto, entre el -610, aproximadamente, y el -546. Para él el origen del Universo no podía ser una materia concreta, sino algo indefinido, de lo que debieron surgir cualidades tan dispares como lo duro y lo blando, lo pesado y lo ligero, etc.. Según las actuales teorías sobre la “Gran Explosión” [2] (Big Bang en inglés) la materia originaria aparecería en estado de plasma, a altísimas temperaturas, diferente a los estados sólido, líquido y gaseoso de nuestra experiencia cotidiana, en nuestras condiciones ambientales. Anaximandro creía que la Tierra era un cilindro, en torno al cual giraban, inscritas en distintas esferas transparentes, el Sol, la Luna y las estrellas. Inicialmente la Tierra estaría cubierta de agua, en la que debieron aparecer los seres vivos [3]. El sol evaporaría parte de las aguas, lo que permitiría que emergieran los continentes [4], y la evolución de los seres, desde los más simples, hasta el hombre, que consideraba el más complejo, descendiente de los peces, que hicieron incursiones en tierra firma hasta adaptarse a la vida en un entorno seco. Esta teoría de la evolución, en diferentes etapas, es la que transcribe la Biblia, mediante la creación en siete días. Sin duda aportación de los documentos S, sacerdotales, al día en las nevas aportaciones científicas.

El último de los tres filósofos iones [5] de la naturaleza fue Anaxímenes, que también vivió en Mileto, entre el -585, aproximadamente, y el -528. Para él el elemento constitutivo del Universo era el aire, que ocuparía todo el espacio universal, como continente, recipiente, de todo él. Efectivamente, tras del Big-Bang, el primer elemento atómico fue el protón, el núcleo del hidrógeno, constitutivo de los hidrogeniones o iones de hidrógeno, no atómico ni molecular, que, al dispersarse y enfriarse por el espacio universal, adoptó el estado gaseoso. Porque para Anxímenes aire era todo gas, tanto como el aliento, la respiración y el alma. Recuérdese: psiké. Para él el fuego era aire caliente y enrarecido, mientras que el vapor, las nubes, el agua y los elementos sólidos no eran sino la gradual condensación del aire. Pitágoras nació en la isla de Samos, cercana a la costa turca iónica, casi frente a Efeso, entre dicha ciudad y Mileto, en el -580, aproximadamente. Viajó por Babilonia y Egipto, lo que le marcaría de por vida. Allí aprendió gran parte de sus conocimientos e ideas matemáticas, místicas y resurreccionistas. Se estableció en Crotona, en la Magna Graecia, al sur de Italia, donde murió en el -500 . En esta época, el mundo heleno, sacudido por las reformas democráticas de Azenas [6], se debatía por una convulsión conservadora, que buscaba la vuelta a las tradiciones, a la piedad religiosa, huyendo de los desenfrenos dionisíacos y las prácticas sadomasoquistas de las religiones mistéricas, como la flagelación colectiva en las escalinatas de los templos, espectáculo posible antecedente de los teatros. En este ambiente represivo se impuso la censura a las fiestas de Dionisos. Se creó un premio para los himnos [7] otorgado por un jurado compuesto por sacerdotes y premiados anteriores.


[1] En griego Fisiké.

[2] En inglés Big Bang, posiblemente un juego de palabras con el Big Ben, la torre del parlamento londinense, construido por el Primer Ministro Benjamín Disraelí, dirigido por un gigantesco maestro de obras, también llamado Benjamín, y que asemeja un gran pene prismático, y cuyos campanazos resuenan por casi toda la ciudad.

[3] Posible reflexión sobre la experiencia de que, en las aguas putrefactas, estancadas, “aparecen” seres vivos.

[4] Posible reflexión, tanto como la del diluvio, además de la constancia de inundaciones, sobre la existencia, hasta en las cimas de las más altas montañas, de fósiles de seres marinos.

[5] O jónicos. Mileto estaba en la Ionia o Jonia turca.

[6] Castellanizada como Atenas. Los angloescribientes escriben Athens. Para los griegos clásicos era plural: Azenay, “Las Azenas”.

[7] Tipo de estrofa poética, como el yambo y el ditirambo. Mientras éstas se acompasaban mejor con la flauta, en griego aulós, o la lira, dando origen a la elegía y la lírica (en principio los griegos no diferenciaban lírica y épica) el himno era más proclive al canto coral, por lo que se destinó a los cánticos militares, patrióticos, y también de los borrachos “crónicos” (de las fiestas del dios Cronos, Saturno para los romanos, por lo que las llamaron saturnales) o dionisíacos (bacanales, les denominaron los romanos, asemejándolos a su dios Baco) en los festejos de las baladas o balidos de cabrones (¿lamentos, como en los tangos?) en griego tragoi: las “tragedias”.

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