A la muerte de su fundador, fue sustituido en la dirección de la academia por los platónicos Espeusipo, entre el -347 y el -339, y Jenócrates, desde esta fecha hasta el -314. Se apoyaron básicamente en los escritos de juventud de su maestro, por lo que propulsaron un platonismo místico-religioso. Pero su discípulo principal fue Aristóteles, aunque terminaría fundando su propia escuela. Nació en Estagira, en la Tracia, en el -384, hijo de un médico. Murió en el -322. Durante 20 años permaneció en la academia. Tras la muerte de Platón se fue a una pequeña corte en la Jonia turca, no se sabe si llamado por ella o por discrepancias con Espeusipo. En el -342 Filipo II de Macedonia lo hizo preceptor de su hijo Alejandro. Cuando éste sucedió a su padre, en el -333, Aristóteles volvió a Azenas, fundando el liceo, su propia escuela filosófica. Se llamaron “peripatéticos” porque daban las clases paseando por los pasillos del edificio, imitando, en parte, a Sócrates en las calles y plazas. Se atribuyen a Aristóteles un inmenso manantial de aportaciones a la filosofía y a la ciencia. Pero, en realidad, fue, sobre todo, compilador y divulgador del saber acumulado hasta entonces, lo cual es también digno de admiración y agradecimiento.
Formó lo que hoy llamamos un museo de ciencias naturales, un conjunto de objetos relacionados con tal estudio, y una enorme biblioteca, en la que se incluía las constituciones políticas más conocidas de su época. A la muerte de Alejandro Magno fue desterrado a Calcidia, en el norte de Turquía, lo que hace suponer que, él o sus discípulos, estuvieron implicados en política, a favor o en contra de alguno de los “diádocos”, epígonos o pretendientes a suceder al emperador, o por la liberación azeniense del yugo macedónico.
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