1.679: El primer intento de Habeas Corpus

En 1.671 la insurrección magiar fue sofocada. Sin embargo, inmediatamente estalló otra en la frontera Norte. Su caudillo, el popular conde curuzo Imre Tököly, recibió ayuda de la Puerta Sublime -el sultán de Turquía, que le prometió el trono húngaro- de Polonia y de Francia. Los otomanos declararon la guerra a Polonia. Esta sólo pudo reclutar un pequeño ejército, que fue derrotado, por lo que perdió más regiones en Ucrania y otras zonas, así como la fortaleza de Kamieniec Podolski, que se consideraba inexpugnable, y se vio obligada a pagar tributo a los turcos. Tal situación renovó los enfrentamientos internos, que el obispo de Cracovia, y Buonvisi, el Nuncio pontificio, intentaron apaciguar. Se llegó al acuerdo de entregar las competencias en política exterior y de defensa a Juan Sobieski, partidario de Francia, con la que mantenía estrechas relaciones. Su primera medida fue reequipar al ejército. La concentración de las ambiciones turcas en Centroeuropa supuso el debilitamiento militar en la zona más occidental de su imperio. Argelia llevaba siglos dedicada a la piratería berberisca, sacando provecho de su proximidad a la península italiana y las rutas marítimas de sus repúblicas, verdaderos emporios, imperios, comerciales. Hasta que el aumento del podería marítimo francés e inglés decidió acabar con tal molestia, atacando directamente sus bases, en lo que el imperio español no había obtenido decisorios resultados, entre otras razones porque a Venecia no le interesaba, ya que dicha piratería obstaculizaba a sus competidores de las vertientes occidentales de Italia y del Mediterráneo. Quizás ello influyera en que la dinastía de los dey se hiciesen con el poder en Argelia. No obstante, siguieron reconociendo una dependencia relativa del sultán otomano. En 1.672, Suecia se unió al pacto secreto de Dover. Carlos XIº, con el apoyo de la baja aristocracia, privó de sus poderes al Consejo Real, que limitaba sus ansias absolutistas.

Simultáneamente, Francia ganaba adeptos entre los príncipes imperiales, en base a promesas o entregas de dinero: Baviera, Palatinado, Colonia, Hannover, Sajonia, etc.. Con tales respaldos, y en alianza con los británicos y los obispos de Münster y Colonia, se lanzó contra Holanda, que abrió sus exclusas marítimas de las tierras bajas para ahogar y embarrar a las tropas atacantes, con lo que consiguió detenerlas entre Utrecht y el límite de la provincia holandesa. Con tal antecedente intentarían hacer lo mismo al comienzo de la IIª Guerra Mundial, con nefastos resultados. Austria organizó una alianza anti-francesa en la que se integraron, además de Holanda, España (sorpresas de la Historia y la política, que, ya se sabe, hace extraños compañeros de cama… o de lo que sea) Lorena, Dinamarca y Brandenburg. Sin embargo la fuerza militar conseguida no tuvo suficiente capacidad de maniobra, ya que debió emplearse, en parte, para sofocar una rebelión en Hungría, sufragada por Francia. Escarmentada de su alianza con ésta, la Confederación Helvética prohibió que su territorio fuese atravesado por ejércitos extranjeros, al contrario de lo que había ocurrido durante la guerra de los Treinta Años, y expresó su voluntad de, en el futuro, permanecer neutral respecto de las guerras que se dirimiesen fuera de su país. Ante el conflicto con Francia, Holanda se vio obligada a nombrar Gobernador a Guillermo IIIº de Orange, que sería futuro rey de Inglaterra, acérrimo y obstinado contrincante de Luís XIVº. La Flota holandesa logró derrotar a la británica. Guillermo IIIº consiguió salvar la difícil situación en tierra, expulsando de los Países Bajos al desmoralizado ejército francés, que firmó la paz por separado con Gran Bretaña y los obispados de Münster y Colonia. El crecimiento económico de Holanda había provocado una drástica división social, entre una riquísima minoría y una masa de población pobre, que se hallaba muy descontenta. Los Países Bajos carecían de riquezas naturales. La climatología y lo anegable de sus tierras las hacían inadecuadas para la agricultura, excepto determinados cultivos muy específicos, como el lino o algunas flores exáticas y plantas decorativas, lujosas, de fuerte demanda, en función de la moda.

Así que se lanzaron enteramente a la construcción naval y al comercio, consiguiendo la hegemonía en el mercado báltico, introducirse en las colonias portuguesas y españolas, incluso conseguir las suyas propias en Norteamérica, las Antillas, Sudamérica, las Indias orientales y Sudáfrica. La guerra y la disensión religiosa agravaron el panorama. Los calvinistas se habían dividido en tolerantes y ortodoxos, y se peleaban por el reparto de cargos remunerados, o sobre sí debía haberse nombrado de nuevo un Gobernador o no. A esto se añadían disputas locales y provinciales, lo que provocó altercados. Guillermo IIIº lo aprovechó para consolidar su influencia y su poder. Si Argelia seguía considerándose relativamente dependiente de la Puerta Sublime, no ocurrió igual en Marruecos, que, sintiéndose segura por el estorbo argelino a una expedición turca, extendió su dominio por el Magreb. El nuevo sultán, Ismail, organizó un ejército de 150.000 hombres, con el que empujó a los bereberes al sur de su país. Aurangseb extendió sus relaciones diplomáticas, soportando un alto coste, con La Meca, Persia, Abisinia y Estambul. Anuló el monopolio del comercio hindú con Europa de la East India Company, que tampoco alcanzaba cifras muy sustanciosas. Los británicos, tras mucha perseverancia, consiguieron fundar su primera factoría en Fojien, en Vietnam. En 1.673, el Parlamento inglés, en un acto ambiguo, aprobó el Test Act, que obligaba a reconocer al rey como cabeza de la Iglesia y abjurar de la doctrina católica sobre la eucaristía, para poder obtener un cargo civil o militar. Con ello, por un lado, favorecía el absolutismo regio, apartando de cualquier poder a los seguidores de confesiones “disidentes”. Pero también intentaba impedir el favoritismo de los Estuardo, generalmente a consecuencia de sus esposas, respecto de los católicos.

Sin embargo, Carlos IIº halló el camino de imponer su voluntad, reafirmando su concepción de que el soberano no podía estar obligado por las leyes que él mismo sancionaba, mediante declaraciones de indulgencias a favor de católicos, a quienes excluía de la aplicación de dicha Ley, permitiéndoles su acceso a puestos de gran influencia. Simultáneamente, infringía la normativa jurídica, decretando encarcelamientos caprichosos, con lo que íntentaba, de modo terrorista, acabar con cualquier oposición. Al fin Uu San-kuei comprendió que, tras los éxitos manchúes contra el rebelde hijo de Cheng Ch’eng-kung, no iban a consentir su poder, de forma que él sería el siguiente objetivo. Así que decidió jugar su última baza, antes de que fuese demasiado tarde. Pero lo cierto es que había desperdiciado su mejor oportunidad para rebelarse. Los británicos consiguieron trasladar su factoría de Fojien a la capital de Vietnam. El jesuita J. Marquette y el comerciante peletero L. Joliet exploraron el valle del Mississippi, desde Wisconsin hasta el río Arkansas. En 1.674 murió el rey de Polonia, Miguel Wisniowiecki. Al día siguiente, Juan Sobieski obtuvo una resonante victoria contra los turcos, al tomarles la fortaleza de Chocim, en Pokutia. Las disputas por el trono, en las que no sólo contendían Francia y Austria, sino que también tomó baza Brandenburg, impidieron a Polonia obtener provecho de la misma. El noble polaco Sobieski resultó coronado como Juan IIIº. De inmediato tuvo que hacer frente a los otomanos, que amenazaban la supervivencia del país. Holanda terminó derrotada en su guerra naval contra Gran Bretaña, como no podía ser de otro modo. Sin embargo, conservó su superioridad sobre el espacio asiático durante algún tiempo. Consecuencia de su alianza anterior, Suecia invadió Brandenburg en 1.675, instigada por Luís XIVº, con lo que cosechó las derrotas de Rathenow y Fehrbellin. Federico Guillermo Iº persiguió a las tropas en retirada hasta los muros de Riga.

Reconocida la mayoría de edad de Carlos XIº, la Generalidad de los Estamentos de Suecia nombró una comisión para examinar las responsabilidades de los anteriores tutores. Guillermo IIIº, en su oposición a Francia, venía renovando contactos con España, el Imperio Alemán, Dinamarca y Brandenburg, intentando una alianza militar. Aurangseb condenó a muerte a Tej Bajadur, noveno jefe de los sijs: lo que produjo la ruptura definitiva de éstos con los mo-gol. Aquel año nació Govind Sinj, que transformaría dicha secta. En 1.676, el jurista, filósofo y matemático Gottfried Wilhelm Leibniz se afincó en Hannover, como consejero y bibliotecario de los duques de Brunswick-Lüneburg. Fue el fundador de la filosofía alemana postescolástica, y, junto con Descartes y Spinoza, constituye el culmen del racionalismo. Disputó con Newton y Barrow sobre a quién correspondía el descubrimiento del cálculo diferencial. Aunque Newton debe entenderse como el verdadero descubridor, Barrow, su maestro, ya había trabajado sobre ello, y le enseñó sus primeras investigaciones. Leibniz  y él intercambiaron correspondencia sobre sus respectivos avances en dicho tema. Se le considera creador del cálculo infinitesimal y la topología. Introdujo la simbología y los conceptos fundamentales de la lógica matemática moderna. Construyó la primera máquina calculadora, mediante cilindros graduados. Pascal la perfeccionaría cambiando los cilindros por ruedas dentadas. En filosofía, Leibniz está muy influenciado por sus estudios matemáticos infinitesimales, así como por el descubrimiento del microscopio. Así considera que el universo se compone de mónadas o unidades de energía, cerradas en sí mismas, indivisibles y animadas. Las superiores, como el alma humana, tendrían conciencia. Y la suprema, Dios, sería omnisciente.

El universo en su conjunto sería armónico, a pesar de la individualidad de sus elementos, por las normas prestablecidas por Dios, lo que significa cierta forma de (pre)determinismo, que lo acerca a Descartes. En realidad desconocemos la plenitud de sus posicionamientos, pues su vastísima obra continúa inédita en gran proporción, pese a lo cual Voltaire consideraba que lo más positivo de la misma no era aportación original, y que lo original era ridículo, risible. Al final de su vida, la Corte vienesa le nombraría barón. Alejo Iº había llevado a Rusia a expertos extranjeros, que reorganizaron el ejército y mejoraron la agricultura y la siderurgia. Sin embargo, en contra de lo que los Romanov, desde Filareto, el Patriarca de Moscú, pretendían, tales modificaciones terminaron alterando la estructura social y política del país. Contra ello se aglutinaron las fuerzas conservadoras, encabezadas por la Iglesia. A su muerte le sucedió su hijo Fiodor IIIº. Murió Ajmet Köprülü, consejero de la Puerta Sublime Mejmet IVº. Juan IIIº Sobieski consiguió el Tratado de Paz de Zórawno, por el que recuperaba de los otomanos algunas de las regiones perdidas de Ucrania, y se anulaba la sumisión tributaria. Con ello Polonia quedaba libre para actuar como aliado de Francia contra las potencias alemanas. Así, en 1.677, a cambio de pagos económicos franceses, se alió con Suecia contra Brandenburg, con intención de reconquistar territorios en Prusia oriental, pero no consiguió nada positivo. Ante el estancamiento de la guerra, y el temor a los aliados que Holanda estaba congregando, a los que unió, en una “relación de equilibrio”, a Gran Bretaña, en 1.678, Francia firmó en Nimega paz separada con España y Holanda. Esta consiguió las máximas ventajas, por lo que los antiguos aliados entraron en polémicas. Murió Uu San-kuei, con lo que la insurrección contra los manchúes quedó muy debilitada, aunque su nieto, Uu Chij-fan, continuó la lucha. Londres obligó al Gobierno de Massachussetts a jurar la Ley de Navegación de cinco años antes, la cuarta en 22 años, que reglamentaba el comercio entre Gran Bretaña y sus colonias. Tras portugueses, normandos, castellanos, holandeses, ingleses, franceses, suecos y daneses, Federico Guillermo, Gran Elector de Brandenburg, inició su aventura africana.

New Hampshire fue reducida a colonia de la corona, imponiéndosele un Gobernador militar. En 1.679, el emperador alemán se uniría a la paz de Nimega, por la que Francia se quedó con Lorena, y España, como siempre, terminaba pagando el pato: en este caso tuvo que entregar su cinturón de fortalezas fronterizas en Flandes, al Norte de Francia, y renunciar al Franco Condado, que tan fiel y pacíficamente había aceptado, durante más de siglo y medio, su dominio por el imperio hispánico, mientras que el gran príncipe elector de Brandenburg tuvo que devolver todos los territorios que había conquistado a Suecia, excepto una franja de terreno en la orilla oriental del Oder, y la parte que correspondía a los suecos en los aranceles de Pomerania Interior. Disconforme con ello, por 100.000 libras anuales, que le pagaría Francia, cambió de bando. La codicia de Luís XIVº no tenía límites, por lo que creó “Cámaras de reunión” en Metz, Besançon y otros lugares para propagar la conveniencia de pertenecer a Francia. Así el Rey Sol se anexionó Alsacia, excepto Strassburg. El Parlamento inglés remitió al rey una declaración de protesta por su comportamiento tiránico. Ante su desprecio a la misma, intentó aprobar la Ley de Habeas corpus (“tenga, o traiga, el cuerpo”, o sea, comparecencia ante el juez de los apresados o torturados) para asegurar los derechos personales e impedir los encarcelamientos ilegales que el rey hacía. Murió Thomas Hobbes, que aplicó métodos mecanicistas-científicos a la teoría del Estado, anticipando la ciencia política. Para él, las sensaciones eran reacciones del organismo a estímulos externos. Con ello abría la posibilidad de desvincular el mundo sensorial de la necesidad de la existencia de un alma. En 1.680, Francia estaba en bancarrota. Durante 70 años se produjeron enfrentamientos en las ciudades suizas, en oposición a que las familias más poderosas dominasen los Consejos. En Berna, Lucena y otras vencieron los patricios.

En las ciudades gremiales, aunque se mantuvo la libertad republicana de los ciudadanos, quedó consolidado el dominio de la burguesía sobre los intereses populares. Carlos XIº publicó una declaración por la que el rey sólo era responsable ante “la ley del país”.

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